Hay una chica en mi barrio que no tiene nariz. No sé si por accidente, enfermedad, malformación... o porque la empeñó para comprarse un televisor, no lo sé. El caso es que solo dispone de dos orificios por donde respira, en el supuesto caso de que no tenga branquias bajo la ropa, claro. Lo cierto es que poco más puedo decir de esta chica porque al cruzarme con ella por la calle, la mirada siempre se me va al mismo punto de su orografía facial. Tal vez pudiera decir que su tez es morena, que no debe tener más de los treinta años... poca cosa más. Y es que aquello que se sale de la norma es siempre lo más visible. Lo que me pregunto es en qué medida se ha visto esta chica afectada por la pandemia. Porque en esto tod@s navegamos en el mismo barco. A tod@s, en mayor o menor medida, esta pandemia nos ha azotado de manera irremediable en el transcurrir rutinario, pero plácido, de nuestras vidas. Me refiero, obviamente, al uso de la mascarilla. ¿Cómo debe ser para una persona sin ...
Buaaaaaaaaaa... noooooooo!!!
ResponEliminaLaura noooooo, ella era perfecta!!!!
mooooc mooooc
snif sooobbb, sooobbb
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ResponEliminaLo siento Laura. No pensé que añadir luz a tu pasado te iba a doler tanto. Y eso que tuve la prudencia de no mencionar tu desliz con Nelly... sí, ya sabes... esa historia de coprofagias y utensilios nabiformes que tanto os gustaban a Nelly y a ti. Si lo hubiera puesto al servicio de los millones de lectores de este blog, aun te hubiera sentado peor. En fin tesoro, un último matiz; sobre mi existencia: bien. Sobre la tuya: está acabada.
Eliminajajajaja Estás como una cabra. Buenísimo. Tantos años viendo la casa de la pradera sin entender de qué iba y me has abierto los ojos.
ResponEliminaPero actualiza tío...que si hay que venir, se viene, pero venir pa ná es tontería.
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