Un relato infame.


El otro día vino mi prima a pintarse las uñas a mi casa. Vino porque pensamos que era triste desaprovechar un bote de 5 kg de pintura “Titanlux” de color rojo chorizo. A la pobre la abandonó el marido no hace mucho tiempo, y ahora intenta renovar su imagen para facilitarse pillar cacho el próximo fin de semana en algún tugurio de la ciudad.

Como les decía, su marido la dejó hace unos meses al descubrir que mi prima le ocultaba que en otra vida había sido un caballo. Mi prima no obró con mala intención; pensó que era aquel un detalle nimio e intrascendente que no merecía ser explicado. Además, ella no lo había sabido hasta hacía un tiempo cuando oyó comentarios en la carnicería.

La carnicera sin embargo, que es más larga que un mes sin catar chichi, siempre se ha caracterizado por tener una lengua cianúrica de agárrate y no te menees, así que se lo estaba contando a la del colmado de la esquina, que era vecina de la prima del hermano del marido de mi prima. No es que a ésta le importara mucho el pasado de mi prima, pero como más que sangre le corre vitriolo por las venas, escuchaba embelesada a la carnicera cuando fueron sorprendidas en plena diatriba.

- Que no se lo digas a mi marido que te corto la lengua… que mira que tú no me conoces cuando me encabrito… y que  tú que miras deslenguada, que veme preparando seis filetes de pechuga de mirlo o te meto aquí mismo… que no son para mí que son para mi marido, porque mira, debe ser por mi pasado caballuno o por lo que sea, pero yo no soy ni vegetariana, que soy herbívora y me pone la alfalfa… así que ya ves… - Decía mi prima enfurecida con la carnicera y ondeando al viento sus bucles cobrizos.

Claro, cuando un día el marido de mi prima entró en el colmado de la esquina para tirase un pedo frente al expositor de yogures, la otra no se pudo callar. Así que sin vigilar los modales le gritó que ya estaba bien, que cada vez que se tiraba un pedete frente al expositor de yogures, le caducaban todos de golpe y el jamón de York se le acartonaba. Y que mira, que qué te iba a decir yo… - y la del colmado de la esquina va y se lo casca. Es decir, lo que le casca es que mi prima en otra vida fue un caballo.

Y es que el hombre ya entró cruzado. Estaba en su oficina sentado en la fotocopiadora cuando bajo el culo se le rompió el cristal en mil pedazos. Los de “Urgencias” tuvieron que sacarle con unos fórceps el cartucho de “Cyan” por la oreja izquierda. Cómo no iba a estar de un humor de perros.

Así que entró en casa hecho un basilisco, se hizo la maleta y se largó a un motel de carretera a beber vodka, sopa de ave con fideos, y ginebra por un tubo. Tan amargado se quedó. Dicen que ahora va de un lado para otro cantando por soleares agarrado siempre a una botella.

Al fin y al cabo mi prima es una mujer con suerte. Me ha pillado redecorando mi casa y aun tenía pintura “Titanlux” rojo chorizo con la que había pintado el techo de la cocina. Ha podido así redecorar sus uñas que en un pasado fueron pezuñas.
Por otro lado, su marido la tenía muy pequeña, roncaba por las noches, roncaba en la siesta, a media mañana, en misa, el día de su boda… Le olía el aliento a zapato, el culo a gasolina quemada, y los pies a berberechos. Se puede dar con un canto en los dientes por haberse deshecho de él. A ver si ahora encuentra un buen cubanazo 20 años más joven que ella que la ponga bizca.

* NOTA: Este relato no tiene dobles intenciones, no hay contenido entre líneas, ni porta mensaje alguno. Es lo que lees.




Comentaris

  1. Doncs jo tinc una coneguda de la qual a vegdes dubto del seu passat equí,jijiji!!!!

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  2. Y después dicen que "agua pasada no mueve molinos"

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