"Buenas noches, ángel mío, que duermas bien"

Quisiera dedicar unas líneas al padre de Amy Winehouse. Como siempre me digo, la muerte es obscena para quien se queda. Para quien se va… pues mira, para un ratito minúsculo que uno está aquí, tanto da que este sea más o menos largo. Sin embargo, quien se queda, se queda para vivir la ausencia. Ausencias que muchas veces son como un alambre espinado que zigzaguea el corazón a cada bocanada de sangre. Hoy publicaba la prensa el último mensaje de Mitch Winehouse a su hija Amy. Les comento que aun no he conseguido leerla de una tirada sin sentir agujas en mi garganta. "Buenas noches, ángel mío, que duermas bien. Tu papá y tu mamá te quieren muchísimo" . Mitch Winehouse podría haber dicho otras cosas, incluso podría haber callado, o podría haber rasgado su corazón a tiras frente a unos medios de comunicación ávidos de lágrimas descontroladas. Pero lejos de perder la dignidad, le ha dado las buenas noches a su niña, en un sueño sin despertar. Seguramente como lo hiciera otras ve...